Los miles de fieles católicos peruanos recuerdan muy emocionados al papa Juan Pablo II cuando llegó la primera vez a nuestro país allá por el año 1985, dejando en sus mentes y corazones el recuerdo de una visita inolvidable. Era febrero y los peruanos no presagiaban que luego de 29 años el papa argentino Francisco lo proclamaría santo. Y no solo el "Papa Peregrino" fue canonizado, Juan XXII, el "Papa bueno", también fue elevado a la santidad.

CAMINO. En una multitudinaria ceremonia en la Plaza de San Pedro, ambos pontífices fueron inscritos en el Libro de los Santos de la Iglesia.

Francisco realizó la ceremonia en latín, al comienzo del acto en el que la Iglesia Católica eleva a los altares a los dos papas, en una ceremonia que concelebró con el papa emérito Benedicto XVI.

La proclamación de la santidad de los dos papas fue recibida con un gran aplauso en la Plaza de San Pedro, así como en otros lugares de Roma, donde decenas de miles de peregrinos se concentraron ante pantallas gigantes donde siguieron la ceremonia.

El prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, presentó a Francisco "las tres peticiones" de canonización para ambos papas, primero con "gran fuerza", después con "mayor fuerza" y, por último, con "grandísima fuerza".

A lo que el Papa pronunció la fórmula: "En honor de la Santísima Trinidad, por la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y de los santos apóstoles Pedro y Pablo, después de haber reflexionado largamente e invocado la ayuda divina y escuchando el parecer de muchos de nuestros hermanos obispos, declaramos santos a Juan XXIII y a Juan Pablo II". Finalmente, instó a que los dos papas sean inscritos en el Libro de los Santos. Entonces el mundo católico se llenó de regocijo.

BREVEDAD. Juan Pablo II fue canonizado tras un proceso récord por su brevedad, gracias a que Benedicto XVI autorizó abrir el proceso sin esperar que pasasen cinco años desde su muerte. No obstante, el proceso para su beatificación y posterior canonización ha pasado por todos los requisitos, entre ellos el de los dos milagros realizados por su intercesión, el de la sanación de la monja francesa Marie Simon-Pierre y el de la costarricense Floribeth Mora, ambas estuvieron presentes en San Pedro.

Mientras que en el caso de Juan XXIII, beatificado en el año 2000 por Juan Pablo II, el papa Francisco aceleró el proceso al firmar el decreto para su canonización sin que se hubiese aún comprobado el segundo milagro necesario para ser santo.

ELOGIO. "Dos papas que no se dejaron aplastar por las tragedias del siglo XX", elogió Francisco a los dos nuevos santos. "Fueron sacerdotes, obispos y papas del siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se dejaron aplastar por ellas. Dios fue más fuerte en ellos", dijo el Papa. Junto con Pío X, canonizado el 3 de septiembre de 1954, tres pontífices fueron proclamados santos en los últimos cien años.

"Juan Pablo II era el 'Papa de la familia'. El mismo pidió ser recordado como el pontífice de la familia", dijo Francisco. Al mencionar al 'Papa bueno', dijo que "Juan XXIII demostró una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y fue para la Iglesia un pastor, un guía-guiado. Ese fue su gran servicio a la Iglesia", explicó ante los cientos de miles de fieles que llegaron a Roma para asistir a una jornada histórica, que la prensa llamó "el día de los cuatro papas".

Para el Pontífice, según explicó en la homilía, el vínculo entre los dos nuevos santos reside en el mensaje de que ambos devolvieron a la Iglesia a sus orígenes.

"Restauraron y actualizaron la Iglesia" a su imagen original, en palabras del papa argentino, que valoró las decisiones y comportamientos que tanto el papa italiano como el polaco recondujeron a la Iglesia Católica.

FUE UNA FIESTA. Millares de personas -polacos sobre todo, pero también latinoamericanos y de otros países- siguieron con devoción y enarbolando sus propias banderas la canonización. Los polacos, el grupo más notable, que llevaban consigo sillas plegables, mochilas con comida y colchoncitos, se hacían un espacio para arrodillarse cuando la ceremonia lo exigía.

"Me siento muy feliz, muy conmovida y muy cansada después de esta ceremonia", comentó Anna Wiswinska, una profesora polaca, que conoció a Juan Pablo II en Cracovia.

Venidos de México, Argentina, Perú, Ecuador, Chile y Costa Rica, entre otros países, los latinoamericanos dijeron sentirse más cercanos a Juan Pablo II, al que conocieron en sus viajes a América Latina, ya que Juan XXIII, poco viajero, falleció en 1963.

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