En 2004, siete años después del fallecimiento de Diana de Gales en París, el jefe de la policía de Londres, John Stevens, solicitó al reputado médico Richard Sheperd la revisión las pruebas para investigar la madre de los príncipes William y Harry, su chófer y su entonces novio Dodi Al Fayed habían muerto a causa de un accidente o si había algo más detrás.
Sheperd investigó y concluyó que "fue un trágico accidente", que narra en su libro Unnatural Causes (Causas no naturales), que saldrá a la venta el 18 de abril.
Solo sobrevivió a la tragedia el guardaespaldas de Fayed, Trevor Rees-Jones, sentado en el asiento del copiloto y el único que llevaba cinturón de seguridad.
Con el impacto del choque del auto, Diana se precipitó hacia delante, pero pesaba menos que sus acompañantes y sufrió menos heridas; además, estaba sentada detrás de Rees-Jones,
Así que las heridas de la princesa eran, inicialmente, menores. "De hecho, solo se rompió unos pocos huesos y sufrió una herida pequeña en el pecho", relata Sheperd.
Sin embargo, fue fatal: "Esa herida suponía un pequeño rasguño en una vena de uno de sus pulmones". Cuando la ambulancia acudió a atenderla, Diana de Gales parecía "herida pero estable, especialmente porque era capaz de mantener la comunicación". "Su lesión fue tan rara que en toda mi carrera creo que no he visto otra. La de Diana fue una lesión muy pequeña, pero en el lugar erróneo", aseguró al portal The Mirror.
"Anatómicamente, es algo que está escondido, en el centro del pecho. Las venas, que no tienen la misma presión que las arterias, sangran más lentamente; de hecho, tanto que cuesta identificar el problema. Y una vez identificado, es todavía más difícil de reparar", comentó el experto médico.
"Si hubiera usado el cinturón de seguridad, y si hubiera sido puesta en una ambulancia inmediatamente después del accidente. Seguramente habría aparecido un par de días después en público con un ojo amoratado, con dificultades para respirar de alguna costilla fracturada o con un brazo en cabestrillo", escribió en su publicación.
"La vena desgarrada sangraba lentamente e internamente en su pecho", asegura Shepherd. La princesa fue perdiendo el conocimiento en una ambulancia y, aunque fue sometida a una intervención, murió poco después en el hospital.