En su segundo día en Rumanía, el Papa Francisco pidió -este sábado- a los ciudadanos del mundo transformar los viejos y actuales rencores en nuevas oportunidades de comunión.
"Los complejos y tristes acontecimientos del pasado no se deben olvidar o negar, pero tampoco pueden constituirse un obstáculo o un motivo para impedir una anhelada convivencia fraterna", añadió.
Durante la misa que ofició en el santuario mariano de Samuleu-Ciuc, uno de los más importantes de la minoría católica, el Sumo Pontífice envió ese mensaje de unión, especialmente, para las distintas identidades sociales y religiosas de ese país con mayoría ortodoxa.
Luego, recordó que la perenigración al templo representa a un pueblo cuya riqueza son "los miles de rostros, culturas, lenguas y tradiciones.
"No nos dejemos robar la fraternidad por las voces y las heridas que alimentan la división y fragmentación", mencionó.
El Papa Francisco decidió viajar a Rumanía, en un intento de mejorar las relaciones con la Iglesia mayoritaria, dar ánimos a la minoría católica y rendir homenaje a siete obispos mártires de la dictadura comunista.
La máxima autoridad de la Iglesia Católica llegó a ese país el último viernes y tiene previsto culminar su viaje el domingo.