Bugarach, un pequeño pueblo del sur de Francia, cuyo paisaje está presidido por un pico de 1.231 metros, se prepara para el anunciado 'apocalipsis maya', tras difundirse en la red que este es uno de los pocos lugares que escapará, el 21 de diciembre, a la supuesta desaparición del mundo.

Los vecinos y autoridades esperan hasta 40 mil visitantes el próximo viernes, quizá alguno movido por el deseo de sobrevivir al cataclismo, aunque la mayoría por una especie de encuentro entre espiritual y jocoso en un entorno natural destacable, que recuerda alguna de las imágenes de "Encuentros en la tercera fase".

Para algunos la montaña servirá de pista de aterrizaje para una nave nodriza extraterrestre que salvará de la hecatombe a unos cuantos elegidos.

Periodistas llegados de toda Europa recorren las calles de Bugarach, localidad con 188 habitantes, en busca de los creyentes de la salvación del

Por el momento, el consistorio de Bugarach luce un letrero en su puerta que anuncia que estará cerrado el 21 de diciembre, aunque sin precisar si para poner orden ante la esperada llegada de visitantes o para no desperdiciar las últimas horas de existencia.

Las autoridades han decidido cerrar los accesos a la montaña como medida de prevención y ya es visible la presencia de gendarmes que recorren las carreteras y principales caminos que llevan a la cima del pico de Bugarach.

Nadie podrá instalarse cerca de la cumbre y las únicas caravanas que, por el momento, ocupan los aparcamientos de la localidad son de medios de comunicación desplazados toda la semana para seguir el evento. Han confirmado más de 150 periodistas el próximo viernes.

La escuela de cine de la ciudad francesa de Annecy ha enviado a algunos de sus alumnos a elaborar un documental sobre el entorno natural "precioso" de Bugarach y el cataclismo maya.

Unos de alumnos, Remi Rappe, se ha encontrado con el rechazo de un sector de vecinos y explica: "algunos medios de comunicación se han reído de la gente de aquí y eso no ha sentado bien".

La visión de este joven tiene mucho que ver con el entorno en el que se encuentra Bugarach, que explota la leyenda cátara y todo tipo de teorías en torno a tesoros templarios o a hipótesis muy cercanas a la trama de la novela "El Código da Vinci".

Por el momento, uno de los más espabilados ha sido el dueño de un restaurante del pueblo, que ha colgado un letrero de color rojo y de grandes dimensiones en el que invita a degustar sus platos bajo la advertencia de que "el final del mundo está aquí".

EFE