Varios "hibakushas", como se les llama en Japón a los supervivientes de las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki, llegaron hoy a Cuba en el "Barco de la Paz" para ofrecer sus testimonios sobre el "horror de la bomba" y pedir unidad en la lucha por el desarme nuclear.
"Yo no pude ver el famoso hongo de la bomba porque estaba debajo de él", narró ante una expectante congregación de jóvenes cubanos la "hibakusha" Tokuko Kimura, quien a la edad de 10 años estuvo expuesta a la explosión atómica y la radiación en su natal Nagasaki.
Kimura compartió escalofriantes relatos sobre cómo se encontraba a 3,6 kilómetros del lugar donde cayó "Fat Man", apodo dado por los soldados estadounidenses a la bomba que mató, el 9 de agosto de 1945, a unas 40.000 personas y en los siguientes meses a más de 70.000. La anciana recordó cómo cada vez que alguien de su círculo cercano moría, no podía evitar pensar que ella "era la siguiente" y calificó de "legado amargo de ansiedad y temor" el que deja a sus descendientes, también afectados por enfermedades a causa de la bomba, "a pesar de que ya habían pasado décadas".
"Nunca hablé de mis experiencias hasta que mi hija comenzó a estudiar sobre la bomba en la escuela y me preguntó si era 'hibakusha' de segunda generación. Temía que fueran discriminados. Pero ahora quiero contribuir a que esta historia no se olvide y no se repita", insistió.
Los organizadores de la ONG consideraron que la iniciativa de llevar supervivientes de Hiroshima y Nagasaki a diferentes países para contar sus vivencias fue una de las razones por las que el ICAN recibió el Nobel este año.