El cadáver de Robert Card, sospechoso de los tiroteos que acabaron con la vida de 18 personas en Maine, Estados Unidos, fue hallado al interior de un camión de reciclaje, en la planta donde estuvo trabajando y fue despedido.
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Este sábado, el comisario del Departamento de Seguridad Pública de Maine, Mike Sauschuck, confirmó que el presunto asesino falleció por un disparo autoinfligido en la cabeza.
El arma con el que acribilló a tres decenas de personas, fue encontrada en el interior de un coche en que el presuntamente huyó y posteriormente, fue abandonado en un embarcadero de la ciudad de Lisbon, vecina a Lewiston.
En una de las casas que las autoridades registraron, se encontró una nota en la que Robert Card “se despedía de sus seres queridos” y dejaba escritos datos sensibles como “sus contraseñas del teléfono móvil y de las cuentas bancarias”. “No era una nota de suicidio como tal, pero podía entenderse”, aseguró Sauschuck.
Además, subrayó que “no hay indicios” de que llevara a cabo los tiroteos por la “paranoia” que sufría y la posibilidad de que “escuchara voces”, teorías que se han repetido estos días en los medios de comunicación.
El comisario agregó que está seguro de que hay “alguna conexión entre los dos lugares”, que son muy populares en la comunidad y en los que Robert Card probablemente había estado antes.
Robert Card fue encontrado muerto sobre las 19:45 hora local con una herida de bala autoinfligida en la cabeza en la planta de reciclaje, que está cerca al embarcadero junto al río en el que había abandonado su coche.