Cada 12 meses tenemos la oportunidad de mirar al espejo retrovisor y reflexionar sobre nuestro camino, nuestros aciertos y desaciertos. El inicio de un nuevo año debe llenarnos de esperanza, pero sobre todo de realismo para evitar cometer errores. Sueño con un 2023 donde la diferencia política no sea excusa para boicotear el diálogo y el proceso de unidad tan necesario para enfrentar las elecciones 2024. Deseo un 2023 que permita recuperar el rumbo económico y genere un ambiente positivo para la empresa y la generación de empleo.

En 2023 todos los políticos patriotas debemos despojarnos de nuestros intereses para priorizar al Perú. Desde la izquierda criminal y fracasada, presentarán solo un par de opciones aglutinantes, sería un error que nosotros, la oposición a Perú Libre y su mafia, vayamos divididos y presentemos 10 candidaturas. Así como logramos un paso para la unidad cuando Fuerza Popular renunció a su candidatura a Lima permitiendo el triunfo de Renovación Popular, espero que todos los líderes de la centro derecha puedan aprender de este gesto con miras al 2024.

Que este nuevo año fortalezca nuestras raíces: el trabajo esforzado para generar mejores condiciones para nuestras familias. La economía es la mejor forma de unirnos como peruanos, todos queremos avanzar y progresar. Por ello debemos garantizar que los momentos nefastos de terrorismo, destrucción e inestabilidad no regresen a nuestro día a día. Merecemos un sur creciendo de la mano de la minería y el turismo, un centro sin miedo al éxito con su potencial comercial y un norte con pesca y agro para el mundo. El verdadero bienestar llegará cuando la economía de la gente se ponga por encima de los intereses políticos de unos cuantos.

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