La economía peruana creció 3.26% en el año 2015, un poquito más a 2.9%, que era lo estimado por el propio gobierno.

Pero en realidad 3.26% es poco, a pesar de que el ministro de Economía salió a defender la cifra indicando que estamos liderando el crecimiento en América Latina. Nuestro país debe crecer por encima de 6% si queremos pasar a ser parte del Primer Mundo los próximos 10 años y darle a los jóvenes mayores oportunidades laborales con buenos sueldos.

Ahora no hay que festejar mucho, porque el crecimiento se debe a los sectores primarios, es decir, en gran parte a la minería y a los nuevos proyectos o ampliaciones, como son Cerro Verde, Constancia, Las Bambas, Antamina, SPCC, Toromocho, etc.; sin embargo, las actividades de transformación decrecieron, es decir, los que le ponemos valor agregado a las materias primas seguimos siendo la cenicienta del cuento.

La perniciosa tramitología y el exceso de control a las empresas han hecho que muchas cierren o pasen a la informalidad. Por ejemplo, una empresa pesquera de consumo humano directo está fiscalizada permanentemente por Produce, Sanipes, OEFA, el Ministerio de Trabajo, municipio, región, etc., lo que hace que la actividad ya no sea tan atractiva, amén que hay que tener un personal adicional para que atienda a nuestras autoridades, que nos visitan constantemente.

Si queremos crecer al 6% o más, debemos acelerar los grandes proyectos, como el Gasoducto del Sur y la petroquímica, impulsando la creación de empresas que le den valor agregado a nuestras materias primas, que seguimos exportando enriqueciendo a terceros.