El Perú y América celebran hoy, sábado 12 de mayo, el 467° aniversario de San Marcos, la universidad más antigua del continente. Fundada en 1551 por Real Cédula del rey Carlos I de España o emperador Carlos V de Alemania, y su madre, Juana I de Castilla, apodada “La Loca”, a instancias de fray Tomás de San Martín y del capitán Jerónimo de Aliaga, la Real y Pontificia Universidad de la Ciudad de los Reyes de Lima -esa es su histórica y originaria denominación-, y por sorteo ungida luego con el nombre del Evangelista San Marcos y Obispo de Alejandría, es elevada a la condición de Mayor durante el gobierno de Manuel Pardo y Lavalle (1872-1876), el primer presidente civil del Perú. La Corona española no escatimó en otorgarle los mismos privilegios y preeminencias de que gozaba la iluminada Universidad de Salamanca (1218), la más antigua de España y la tercera de Europa, y en la región los que lograban la dicha de pasar por el imponente claustro regido por la Orden de los Predicadores o Dominicos -los primeros en llegar al Perú con la Conquista-, conseguían el añorado status intelectual y la gloria académico-social. Viajar a Europa con los créditos que San Marcos daba, corría por cantado el éxito que se buscaba y que hasta hoy se mantiene intacto. San Marcos fue y seguirá siendo revolucionaria. Los del pasado alistaron el pensamiento separatista imbuidos por la Ilustración y, los de hoy, siguen bregando por el Perú profundo a la luz del sincretismo que produjo a nuestra sociedad mestiza como fortaleza.

Toneladas de historia explican el orgullo sanmarquino. A pesar de la crisis de la universidad pública, San Marcos, que acaba de alcanzar su histórico licenciamiento por la Sunedu, sigue siendo cantera de los cuadros de mando de la Patria. Siempre ha sido difícil ingresar en la cuatricentenaria, es la verdad, y ese seguirá siendo parte del secreto de su gloria y en cualquier rincón académico del planeta donde uno se encuentre, San Marcos siempre será mentada por el enorme peso de su historia. San Marcos, privilegiadamente, es el rostro del Perú y, por eso, el Estado deberá honrarla ad portas del Bicentenario de la República.