Hay más de 25 partidos políticos habilitados para participar en las elecciones generales de 2026. Esta pluralidad partidaria, me anima a pensar en la conformación de nuestro país y relacionarlo con nuestra política. El Perú está repartido en tres grandes franjas longitudinales: Una ancha y árida costa, los andes y las espesas selvas. Y a esto, debemos incorporar la biodiversidad marina del océano pacífico. Ahora bien, esta composición geográfica del Perú, también se manifiesta en el plano social y político. ¡Somos esencialmente heterogéneos! A la luz de esta diversidad social y política, no tiene porqué sorprendernos la gran presencia de partidos políticos inscritos, pues entre nosotros coexisten diversas maneras de pensar y entender nuestros dramas nacionales, y de resolver nuestros infinitos problemas estructurales. Aclarado esto, ¿cuántos de los partidos políticos inscritos, tienen un sustento teórico coherente, profundo y sólido? Hace unos años, Martin Tanaka y Fernando Tuesta, lideraron la Comisión de alto nivel -advierto que me encuentro en las antípodas ideológicas y esto lo digo con la firmeza de un roble-, para reformar nuestra política. Sostienen: “Uno de los problemas de la representación política en el Perú es la naturaleza de las organizaciones políticas. El Perú posee uno de los sistemas de partidos con menores niveles de institucionalización, con partidos con las raíces más débiles en la sociedad y con los menores niveles de organización”. No objetaría esta abrumadora presencia de partidos políticos si tuvieran solidez teórica, doctrina propia, estructura partidaria y personalidades políticas eminentes que atraigan multitudes por su sabiduría política. Pero, este no es el caso.