“Sus canciones fueron las que me acompañaron cuando conocí al que luego sería mi esposo, él ya no está, pero quedan mis hijos que también las escuchan. Hoy que Pedrito también se fue, siento una pena muy grande”. Palabras de una seguidora de Pedro Suárez-Vértiz, en el frontis de su casa, lágrimas sinceras, emoción de la buena, nostalgia por un tiempo que se fue y un cantante que se va llevando sus recuerdos. En esa declaración salida del alma, nada premeditada, se encuentra la respuesta para definir lo que significa la trascendencia de un artista, cuando este ingresa directo al corazón de la gente y se queda allí. Ese privilegio lo consiguen pocos, Pedro Suárez-Vértiz es uno de ellos, lo logró desde su lugar en el género del pop rock peruano. Claro que hay otros, igual de talentosos, pero quien llevó su música más allá de la localía, quien logró un repertorio sólido fue Pedro, y al que lloran su partida como si fuera un miembro más de la familia es él. Entendemos que en la diversidad de la escena musical está su riqueza, que los gustos pueden ser diversos, pero descalificar a un músico, por lo que escribía en sus redes, por no pronunciarse ante determinados hechos sociales o simplemente porque desde una pretenciosa superioridad intelectual consideran lo masivo como lo peor, es un exceso alucinante. La muerte del cantautor local, como ya deberíamos habernos acostumbrado en tiempos del ataque e insulto por hobbie, además de resaltar su obra, su carrera y su lucha contra una terrible enfermedad, también desató la aparición de una suerte de odiadores profesionales que no dejaron títere sin cabeza. Pero de esos mejor ni una palabra más, porque una cosa es la crítica alturada, el análisis certero, marcar distancia de lo que no te gusta, pero siempre hay que cuidar que la amargura no genere comentarios llenos de hiel. Lo importante es que Pedro Suárez-Vértiz, ya es una leyenda, un artista que se ganó a pulso esa trascendencia que muchos envidian y que no lograrán. Pedrito, además de buen músico, fue sobre todo una muy buena persona, algo a lo que todos deberíamos aspirar y que pareciera que nos esmeramos en que no conseguir. “(No existen) Técnicas para olvidar”, es el título de su primer disco como solista” y vaya que resultó premonitorio, Pedrito será bien difícil.