Es grave que el gobierno venezolano de Nicolás Maduro se haya dado el lujo de hacer labores de espionaje en nuestro territorio, especialmente en el Congreso, para estar al tanto de la visita realizada por el primer vicepresidente de la Asamblea Nacional de ese país, el opositor Freddy Guevara, quien en días pasados llegó al Perú para agradecer las gestiones que se hacen desde acá en la lucha por la democracia y las libertades violentadas por el chavismo.

Pese a que estamos con la coyuntura de Alejandro Toledo en la calidad de prófugo y con muchos de nuestros políticos y funcionarios temblando por las delaciones de los corruptores de Odebrecht, lo sucedido con Venezuela no puede quedar ahí nomás, pues no es la primera vez que de una forma u otra las botas del chavismo se inmiscuyen en nuestro país. Ya hemos tenido candidatos presidenciales que según el Ministerio Público hicieron campaña con “plata bolivariana”.

En ese sentido, es saludable que nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores haya expresado ayer la protesta y el malestar del gobierno peruano por el seguimiento en el país a Guevara, un hecho que fue admitido públicamente nada menos que por el número 2 del chavismo, el diputado Diosdado Cabello, quien se jactaba en un programa de televisión de haber tenido controlado al opositor Guevara durante su viaje a Lima. ¿Esto se puede permitir?

La protesta también debería venir del Congreso, de todas las bancadas, incluso de la de izquierda, que jamás ha sido capaz de condenar enérgicamente los excesos del chavismo, pese a que sus integrantes se venden como los defensores de las libertades y los derechos humanos. Sería bueno ver a estos legisladores, que siempre se quejan de la injerencia extranjera, expresando también su rechazo al escandaloso espionaje realizado dentro de nuestro territorio.

Ya hemos tenido bastante con el fallecido Chávez insultando a autoridades del Perú, al igual que Maduro amenazando a un excanciller. El gobierno de Ollanta Humala, con su cabeza agachada ante ambos personajes, ya terminó hace unos meses, por lo que hoy solo queda ser absolutamente enérgicos en rechazar a quienes tienen secuestrado a un país hermano que sufre opresión, hambre y falta de democracia mientras muchos se hacen los desentendidos.

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