Es positivo que, aunque de forma tardía, el Poder Judicial esté resolviendo casos emblemáticos que ya ilustraban la podredumbre en la que se movían los representantes elegidos para el Congreso y el Poder Ejecutivo.
Por ejemplo, el ahora sentenciado por robar el sueldo a los trabajadores de su despacho parlamentario, Michael Urtecho, es solo uno de tantos expolíticos procesados y servirá de ejemplo para todos esos delincuentes que, salvados por el poder de los votos, siguen ostentando algún cargo de representación nacional.
Otro proceso que también ha iniciado es el seguido contra el excontralor y excongresista Edgar Alarcón presunto enriquecimiento ilícito y presentar un desbalance patrimonial superior a los S/4 millones.
Otro punto es el de los exmandatarios Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Alan García, Pedro Pablo Kuczkynski, Martín Vizcarra y Pedro Castillo que enfrentan sendos procesos por corrupción y otros delitos que siguen su camino y todo parece indicar que terminarán en condenas. Nos gustaría mayor celeridad y rigor de parte del Ministerio Público.
“La justicia tarda, pero llega”, reza el adagio, pero también hay otro que reseña que “la justicia que tarda no es justicia”. Tomemos nota.