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Tras larga espera de dos semanas, tenemos al fin un nuevo gabinete ministerial que, sin tratar de desmerecer a los personajes que lo integran -pues varios de los nuevos miembros tienen mucho que aportar al país-, queda claro que es producto de la negativa de muchos otros profesionales a ser parte del equipo. Sin embargo, es lo que hay, y es de esperarse que a partir de hoy tengamos ya un Poder Ejecutivo trabajando por el bien de los peruanos.

El Gobierno tiene dos grandes retos por delante. Uno de ellos es tratar de lavarle la cara a un presidente como Pedro Pablo Kuczynski y a un gobierno que se mantiene en el poder gracias a un negociado bajo la mesa con un sector del fujimorismo. Fueron votos contra la vacancia a cambio del indulto a Alberto Fujimori. Eso sin duda ha afectado el buen nombre del Mandatario, aunque lo nieguen sus asesores, y contra eso tiene que trabajar mucho Palacio de Gobierno.

Legalmente, el presidente Kuczynski tiene toda la legitimidad del mundo, pero a nivel de imagen tiene que pulir mucho, pues el lado ético anda cojo tras la salida a la luz de las consultorías a una empresa de la siempre corruptora Odebrecht. Los peruanos tienen que volver a creer en su jefe de Estado, claro, siempre y cuando no aparezcan en el futuro más facturas emitidas por sus empresas durante sus años de ministro.

El segundo gran reto en medio de la turbulencia y la búsqueda de ganar credibilidad por parte del Gobierno es el de fondo: solucionar los problemas que aquejan a los peruanos en su día a día. Y es que más allá de que si Fujimori salvó a Kuczynski a cambio del indulto, tenemos la violencia en las calles, una economía que no calienta, la corrupción que campea y una reconstrucción pendiente que no ve todavía la luz. Esto hay que enfrentarlo.

Hoy empieza una nueva etapa para el gobierno del presidente Kuczynski, y es de esperarse que por lo menos los autogoles y las metidas de pata queden de lado. Con eso los peruanos ya tendremos bastante. No podemos seguir de tumbo en tumbo con una administración dedicada a apagar incendios en lugar de afrontar situaciones de fondo. Ya estuvo bueno. Ya pasó un año y medio y es hora de comenzar a hacer las cosas.