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Es de esperarse que con la declaración ante el Ministerio Público del ex hombre fuerte de Odebrecht en el Perú, Jorge Barata -prevista para este fin de mes- por fin sepamos los peruanos qué personajes de nuestra política recibieron dinero de la corruptora, a través de “aportes de campaña”, “consultorías” y demás; pues desde hace casi un año las nubes de dudas están sobre las cabezas de los principales actores, incluyendo al presidente Pedro Pablo Kuczynski.

Y es que las declaraciones de Marcelo Odebrecht no fueron nada claras. Lo único que se supo es que Barata es quien realmente sabe al detalle todo sobre las entregas de dinero. Por eso, la importancia de las declaraciones de este último personaje, que al parecer era el encargado de aplicar en el Perú la “política corporativa” de dar dinero a quien sea necesario a fin de ganar licitaciones y generar “compromisos a futuro” con ciertos candidatos.

Ahí sabremos si hubo o no dinero para la fallida campaña presidencial del APRA en 2011, si se entregó plata a Keiko Fujimori -algo que los “naranjas” han negado en todos los idiomas- y, sobre todo, nos enteraremos de los detalles de las consultorías que realizaron las empresas de Pedro Pablo Kuczynski a Odebrecht, lo que podría dejar mal parado a un Mandatario que ya está con tarjeta amarilla y sobre quien pesan dos nuevos pedidos de vacancia.

Estamos ante la gran oportunidad de conocer a través de un colaborador eficaz, obligado a no mentir, quién es quién en esta trama de megacorrupción que tiene al Perú en ascuas desde que hace más de un año se supo sobre las andanzas de Odebrecht en nuestro país y en otros de la región, donde ganaba licitaciones a punta de sobornos directos o asolapados que también alcanzaron a estudios de abogados, e incluso a algunos periodistas que siguen pasando piola.

Es momento de que las cosas se aclaren y de una vez caiga quien tenga que caer; así estaremos en condiciones de sancionar a los responsables con la ley en la mano y comenzaremos a salir de la inestabilidad que se vive desde que conoció el escándalo denominado “Lava Jato”, cuya magnitud es solo comparable con la vivida a fines del siglo pasado y que significó la caída del gobierno de Alberto Fujimori y su socio Vladimiro Montesinos.