Alan para "dummies"
Alan para "dummies"

Sabido es que Alan García es como esos jugadores de fútbol que si los descuidas en un metro cuadrado del área, te llenan el arco de goles, aun cuando meta varios con la mano. Pues esta semana se ha confirmado que la "Megacomisión" que investigó su gobierno le dejó un espacio equivalente al de una piscina olímpica y ya vemos los resultados: no solo un fallo judicial que anula todo lo actuado en lo que a él respecta -y que el Congreso apelará con todo derecho, pero con resultado incierto-, sino el descrédito adicional en el que acaba de incurrir su presidente, el parlamentario oficialista Sergio Tejada.

Porque nadie puede negar que después del papelón de acusar a un exgerente de Sedapal por depositar $409,000 en una cuenta en Gran Caimán, con un vasto despliegue en los medios de comunicación que son adictos al Gobierno, y ser desmentido casi de inmediato y tajantemente por el aludido, ha quedado nuevamente mellada la credibilidad de este bisoño fiscalizador. ¿Quién animó a Tejada para que se lanzara a esta nueva piscina sin agua con un anzuelo atractivo en lo mediático (¡"millones" en un paraíso fiscal!, repetían los reporteros), pero sin el menor sustento, al punto que nunca lo puso a consideración de la comisión que él mismo presidía?

Si no fuera porque Tejada es uno de los favoritos de Palacio de Gobierno, el tema probablemente quedaría ahí. Sin embargo, su errática actitud confirma cierta desesperación ante la posibilidad de que García sortee una acusación y posterior inhabilitación que lo hubiera sacado de la carrera electoral del 2016. Lo cierto es que si hoy el líder aprista sonríe de oreja a oreja es gracias al torpe proceder de quienes quisieron ajustarle las clavijas sin ninguna estrategia legal, antes que por méritos propios. En lo personal, creo que el exmandatario no merece volver a la Presidencia, pero eso es algo que decidirán los electores. En tanto, sus adversarios parecen estar jugando a su favor, aunque, como buenos "dummies", no se den cuenta.

Ahora bien, nada de esto salva a García de los enormes problemas que tendrá en campaña para salir políticamente bien librado del escándalo de los "narcoindultos". Sus competidores se lo recordarán mañana, tarde y noche, y él intentará, como ya lo ha hecho antes, convertirse en el mal menor de una elección donde aún no se atisban nuevas opciones. Mientras tanto, Ollanta y compañía, con sus gruesos errores, siguen haciéndole un favor. Ni el propio García se lo debe terminar de creer.