Hace poco me referí al precio del petróleo y su efecto en la democracia en Venezuela. Hoy se refuerza esta hipótesis, pues esta semana el precio del petróleo llegó a su punto más bajo, vendiéndose el barril a $39.19, perdiendo desde junio el 61% de su valor.

Maduro, consciente de que los efectos del precio del petróleo no solo tienen una connotación económica sino política y social, partió a China para lograr dinero fresco, y a Rusia, Irán, Arabia Saudí, Qatar y Argelia para tratar que no siga cayendo el precio del crudo. A pesar de sus esfuerzos, volvió a Venezuela con las manos vacías, aunque diciendo que el viaje había sido positivo pero que la derecha venezolana tergiversaba la noticia.

Pero el desencanto aumenta y las colas diarias para los alimentos de primera necesidad afectan sobre todo a los más pobres, aliados naturales de un gobierno que subsidiaba desde la gasolina hasta la carne.

Hoy los jóvenes salen más a la calle, con más agresividad, pues no tienen nada que perder, y Moody’s le ha bajado la calificación a los bonos venezolanos reconociendo que con el precio actual del petróleo Venezuela no podrá pagar su deuda y, por ende, su capacidad de caer en default es más del 50%.

Seguiremos de cerca a Venezuela, país hermano que esperemos logre un gobierno democrático y una economía sólida, nuevamente, para sus ciudadanos. Ojalá.