Otro suceso preocupante acaba de ocurrir en el Congreso de la República. El secretario técnico de la Comisión de Economía, Oleg Valladares, expresó que la congresista Cecilia García facilitó los números telefónicos de miembros de ese grupo de trabajo a personas que llaman y escriben para insultarlos, amenazarlos y amedrentarlos por su posición sobre el caso de las AFP y ONP.
Si esto se comprueba, sería una perla más de una parlamentaria que destaca más por su habilidad de atacar y actuar de forma prepotente y provocadora contra instituciones y personas. Hasta el momento no ha sido capaz de promover las discrepancias desde el conocimiento y los argumentos técnicos porque no está en capacidad de hacerlo. Ha preferido las declaraciones tremendistas e incendiaras, incluso deslizando una justificación al actuar de los sanguinarios terroristas de Sendero Luminoso.
Genera un clima de malcriadez y falta de respeto tan grande a partir que se cree con derecho de decir lo que se le ocurra. Vive en estado de indignación porque sabe que la repercusión y el rebote de sus palabras llenas de odio serán mayores. Es evidente que no se mueve por convicciones sino por intereses.
La Comisión de Ética investiga un caso de Cecilia García por conducta transgresora. Esperemos que haya resultados concretos. Nadie quiere que las agresiones verbales escalen a una violencia sin sentido.