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Se inició ayer el año escolar 2018 en los planteles públicos, y es muy positivo que el presidente Pedro Pablo Kuczynski haya estado en una escuela de Lima dando la largada de las clases junto con el titular de Educación, Idel Vexler, mientras que algunos ministros hicieron lo propio en el interior del país. Es bueno ver a los principales funcionarios del Poder Ejecutivo al lado de los niños en esta fecha.

Sin embargo, esa presencia del Presidente y de sus ministros junto a los niños y jóvenes, con la que se pretende mostrar el interés del Gobierno por la formación de los futuros ciudadanos, debería traducirse en un mayor apoyo al sector Educación, a fin de que esté en condiciones de dar un servicio de calidad en todo el sentido de la palabra.

Para empezar, hay mucho que hacer para mejorar la infraestructura física de los colegios, al tiempo que se ha reducido el presupuesto para hacer ese tipo de trabajos. También está pendiente mejorar la calidad de los docentes que imparten clases. Urge poner en marcha el criterio de la meritocracia para los incrementos de sueldos de los maestros, por más que los sindicatos politizados reclamen.

Un país que aspira a crecer con el esfuerzo de sus ciudadanos no puede seguir ofreciendo una deficiente formación escolar en el ámbito público. Este gobierno, tal como lo ofreció en julio de 2016, está en la obligación de romper con décadas de abandono e ineficiencia en un sector que en la práctica ha estado abandonado a su suerte. El cambio tiene que darse hoy, para cosechar los frutos en la siguiente generación de peruanos.