En estos últimos años podemos mencionar muchas evidencias que demuestran que, en nuestro país, se está haciendo poco o nada por convertirlo en un país en vías de desarrollo o rumbo al tan anhelado país OCDE. Hace unos meses atrás, debido a la muerte del excongresista Nano Guerra-García, se puso en los ojos del mundo la forma cómo se encuentra estructurado nuestro sistema de salud, sobre todo en los lugares más alejados de nuestro país. Acaso ¿es novedad de que las postas médicas no operan las 24 horas del día? Por supuesto que no; pero desgraciadamente tenía que pasarle la factura a alguna figura pública para que nos diéramos cuenta de lo mal que estamos en salud.

Ahora le tocó el turno al capitán de la selección Paolo Guerrero, que, nuevamente, pone en los ojos del mundo a nuestro país por el paupérrimo nivel de inseguridad ciudadana en la que nos encontramos. Dando pie a que todo el país se encuentre espantado, señalando con el dedo inquisidor a la ciudad de Trujillo como la cuna del crimen organizado. ¿Algún ciudadano, no sólo en la ciudad de Trujillo, podría decir que no fue extorsionado o que no conoce de cerca algún caso en familiares o amigos? Definitivamente, podría ser muy difícil encontrar alguno. Sin embargo, muy a pesar de que existen dudas razonables de que éste fuera el verdadero motivo por el que Paolo Guerrero haya declinado seguir en el club César Vallejo, es de especial preocupación de que fuera el propio gobernador César Acuña quien brinde declaraciones de un caso particular, olvidándose, quizá, que no puede hablar como representante del club siendo la máxima autoridad regional, mellando la imagen de la ciudad de la eterna primavera.

Al parecer, con las autoridades que tenemos, esto será una más de las anécdotas, y el caso de Nano y Paolo pasarán a la historia, ya que la salud y la seguridad ciudadana seguirán igual.