En las últimas horas tres congresistas, una del Frente Amplio, otra de Podemos y uno de Acción Popular, han dado muestras de lo que realmente es este Poder Legislativo que elegimos en enero último, supuestamente para mejorar al anterior. Muchos de los que hoy ocupan una curul seguramente hacían ascos a sus antecesores, pero la verdad es que no hay mucha diferencia y para muestra acá algunas perlas hechas públicas en las últimas horas.
En primer lugar está Rocío Silva Santisteban (FA), quien ha admitido que votó por la restitución en colegios estatales de 14 mil docentes desaprobados en sus evaluaciones o que no se presentaron a los exámenes, sin leer el dictamen. Es decir, aportó a perjudicar a millones de niños y jóvenes de la escuela pública, sin saber qué votaba. Y eso que la dama es una de las que cuenta con mayores pergaminos académicos en este Congreso, además de ser una conocida activista política.
Horas antes volvió a escena la inefable Cecilia García, del partido de José Luna y Daniel Urresti, la que llama a atacar bancos y que habla de “sublevarse” como Sendero Luminoso. Esta vez se puso malcriada con el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, al hacer mención del sueldo que gana por su trabajo altamente especializado. ¿Podemos cree realmente que una legisladora de este nivel suma a sus aspiraciones de gobernar el país a partir del próximo año?
Y como si esto fuera poco para un solo día, tenía que aparecer el congresista Carlos Simeón Hurtado, de Acción Popular, el hombre que se ha autoproclamado como “la voz de los colectiveros informales”, esos que son un atentado contra el orden en las pistas y la seguridad de los pasajeros. Este legislador ha señalado que se deben evitar los “abusos” de inspectores y policías contra sus protegidos, a los que parece ver como si fueran los angelicales niños del coro de la parroquia.
Lamentablemente, esto es apenas una muestra de nuestro Congreso, de lo que es hoy nuestra política y de lo mal que votamos pese a las malas experiencias del pasado. Acá nada tiene que ver que los protagonistas sean de derecha o de izquierda, o si son mujeres o hombres, sino de este tipo de acciones que nada aportan al Perú y que nos mantienen donde estamos. ¿Seremos capaces de elegir mejor el 11 de abril? El optimismo es lo último que se debe perder.