Todos sabemos que el APRA, actualmente, es una doctrina que tuvo sus mejores momentos cuando estuvo en vida Víctor Raul Haya De La Torre y algunos de sus grandes pensadores como don Luis Alberto Sanchez y otros. Hoy en día el aprismo ha dejado de ser tal para darle paso al alanismo, que sin mayor doctrina ha encumbrado a su dilecto arquetipo: Alan García Perez.

El alanismo no es una corriente de pensamiento, pero impera en el Gobierno y no tiene compañeros (como dirían los apristas) sino a sus cancerberos, ayayeros, asolapados, etc. que pugnan por el control del poder y la repartija a cualquier precio sin tener en cuenta los más elementales principios de toda persona humana.
Estos personajes del alanismo son pues; Javier Velásquez Quesquén, Mercedes Cabanillas, Mauricio Mulder, Jorge Del Castillo, entre los más connotados.
El alanismo es una imposición personalista de un político que a costa de su "habilidad política" ha gobernado el país en dos ocasiones y por quien subyace el APRA como una "muestra de soporte organizacional". El alanismo es el aprofujimorismo y éste a su vez es el emblema de la corrupción al más alto nivel.
¿Qué pasa con los apristas de corazón, de doctrina, de principios? ¿Dónde está la nueva clase dirigencial aprista? Sólo pugnando por un puesto o cargo dentro del aparato del estado. Es decir, no existen nuevos cuadros apristas; sino nueva clase dirigencial alanista motivada por deseos equívocos e inmorales.
Los últimos acontecimientos sucedidos en el país pintan de cuerpo entero al Presidente que nos gobierna y encrespan los nervios de la gente al comparar lo que está sucediendo actualmente con lo que sucedió en su primer Gobierno.

Para ejemplos dos son suficientes: El alza de los precios de los combustibles y el contubernio entre alanistas, fujimoristas y upepistas para elegir al nuevo presidente del Congreso.
No nos engañemos, el APRA existe; pero sólo es historia, la verdad es que quien gobierna es un presidente soberbio, altanero y con mucha sombras de corrupción y que representa al Alanismo que no escucha, que no corrige, que no aprende, que no cambia; pero que, sí paga favores políticos, que sí dialoga sobre las sombras, que sí pacta bajo la mesa, que hace fiestas que no le interesan a nadie, que contrata corruptos para administrar los recursos del Estado.
O no congresista Franklin Sánchez? ¿Usted es aprista o alanista?. Por sus actuaciones usted es uno de los no connotados dentro de la línea del alanismo.
Cuanto falta hacen los verdaderos apristas que sólo la historia nos permiten recordar.

(*)Decano del Colegio de Contadores Públicos de Tumbes