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Después del Cusco, Arequipa es la ciudad en el país que mantiene sus encantos coloniales, virreinales y republicanos, y por eso, le permitieron recibir de la Unesco la declaración de Patrimonio Cultural de la Humanidad en noviembre del 2000.

El casco urbano del centro histórico de la Ciudad Blanca encierra diversos atractivos, en especial edificios construidos con sillar (roca volcánica) y que son representativos. Además, cobran mayor belleza las fachadas de casonas coloniales que lucen tallados en el sillar, como es el caso de las hermosas iglesias.

El contar con dicha declaración hace de Arequipa más interesante para los miles de visitantes que llegan. Sin embargo, en los últimos años existió cierto descuido por parte de las autoridades correspondientes para preservar el legado histórico existente.

De un tiempo a la fecha, las principales edificaciones, y que en su mayoría son para negocios o empresas, poco a poco perdieron la prestancia del caso, mientras otras están deterioradas sin importar su refacción para mantener la coherencia urbana.

A ello se suma el desorden por la contaminación visual, otro problema que enfrenta Arequipa en la actualidad.

La existencia e invasión de paneles publicitarios en el centro histórico de la ciudad refleja el poco compromiso municipal y, ante tal situación, es urgente desarrollar operativos destinados a erradicarlos para mantener la coherencia armónica en su diseño, como ocurre en Cusco, cuyos espacios autorizados responden a medidas y diseños acordes con la historia de la ciudad. Orden urbano se pide y ese es reto de la gestión edil actual. ¿Podrá hacerlo? Solo el tiempo nos responderá.