La crisis sanitaria, económica y laboral que afecta a nuestro país nos obliga a pensar en sectores que puedan revertir esta situación. Uno de ellos, sin dudas, es la acuicultura, donde el Perú tiene todas las fortalezas para convertirse en un jugador de talla mundial.

Para ello, existe una serie de medidas que podrían implementarse en el corto plazo. Así, por ejemplo, resulta necesario dotar de liquidez a este sector, para lo cual deberían generarse fondos de financiamiento a bajo costo; y, revisar los procesos de devolución de impuestos para que sean menos engorrosos. Además, como establece la ley, las concesiones deberían ser utilizadas como hipotecas para que así las empresas puedan ser sujetos de crédito.

Sumado a ello, se requieren reglas claras para todos los actores del sector a fin de evitar la competencia desleal y los riesgos sanitarios. En esta línea también urge una verdadera y no retórica simplificación de los trámites administrativos, así como una reducción de los plazos.

Asimismo, se necesitan iniciativas público-privadas que promuevan investigación en programas genéticos que permitan producir en el Perú, semillas para la actividad acuícola. Hoy, tanto los productores de trucha como los de langostinos - las especies de mayor cosecha - importan las ovas.

A nivel de exportaciones, se requiere un rol más proactivo de Sanipes para solucionar los problemas en los mercados de destino. Así, por ejemplo, el mercado ruso sigue cerrado para los envíos peruanos de trucha, pese a que se ha ratificado que no hay problemas en las plantas acuícolas.

Arranca Perú debería convertirse en más que un slogan. Requiere ser el verdadero impulso para sectores como la acuicultura.