Es necesario ser bien caradura y tener una muy escasa dosis de sangre en la cara como para que alguien salga a decir ahora que el barco se hunde en el fango de la incapacidad y la corrupción, que se siente “defraudado” del gobierno de Pedro Castillo, algo que se escucha especialmente desde la izquierda, esa izquierda en sus diferentes matices que es la gran responsable del gobierno desastroso, ineficiente y corrupto que esta llevando el país al abismo desde julio del año pasado.

A estos “arrepentidos” habría que preguntarles qué podían esperar de un gobierno a cargo de un personaje como el profesor Castillo, que muestra serias limitaciones profesionales, académicas y hasta de sentido común. ¿Creían que iba a ser el Winston Churchill “del pueblo”?, ¿El Charles de Gaulle de los Andes?, ¿al menos un Fidel Castro como el que sueña la izquierda, aunque en versión chotana? ¿Ya no se acuerdan que en campaña solo dio una entrevista en la que dejó en claro que no sabía ni lo que era un monopolio?

Además, qué querían de alguien que venía apadrinado por un sentenciado como Vladimir Cerrón. Los “arrepentidos” han hecho carrera cuestionando los delitos cometidos por el fujimorismo en los años 90, lo cual puede estar muy bien, pero a la hora de apoyar al socio y títere de un ladronzuelo como el exgobernador regional de Junín, no tuvieron mayor problema. ¿Así querían un gobierno limpio de corrupción? Ahí tienen, pues, a Juan Silva, Bruno Pacheco y los sobrinísimos.

¿Qué de bueno podía hacer un sujeto que saltó a la fama como agitador de plazuela desde que encabezó una huelga de profesores radicales que hasta ahora se niegan a ser evaluados? ¿Creían que un aliado de senderistas reciclados iba a hacer un buen gobierno? ¿Un sujeto que ofrecía indultar a Antauro Humala podía ser el salvador del Perú? Ya pues, no quieran verle la cara de tontos a los peruanos. Los que hoy se dicen “arrepentidos” sabían por el desastre que estaban votando.

Que el profesor Castillo iba a ser un pésimo gobernante estaba más que cantado. Recordemos que desde la campaña no fue capaz ni de mostrar un equipo técnico digerible, situación que hoy se ha trasladado a los sucesivos gabinetes ministeriales plagados de incompetentes y hasta de acusados de terrorismo y asesinato. Es sin duda el peor presidente del Perú y si está en Palacio de Gobierno, es por culpa de quienes sabiendo de quién se trataba, votaron por él y hasta le hicieron campaña. No los olvidemos jamás.

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