La primera vez que escuché de Australia, nuestro rival de hoy para disputar por repechaje el ansiado pase a la fase final del Mundial Qatar 2022, fue de niño, y por mi tía trujillana, Jesús Barrantes que, las veces que volvía a Lima, contaba en casa de las travesías marítimas por Oceanía, junto a Lacey, su esposo australiano.

Se trata de la isla continente más grande del mundo -7,692 millones km2-, y paradójicamente uno de los países más despoblados del planeta pues solo cuenta algo más de 25 millones de habitantes -los peruanos somos 8 más, es decir, 33 millones y en 1,285215.60 km2-, con una bajísima densidad poblacional que llega a sólo 3 habitantes por km2. Por el tamaño de su territorio es el sexto del globo, y siendo 1/3 desértico, el 90% de la población vive en la costa. Australia es un Estado soberano -oficialmente Mancomunidad de Australia-, y la forma política de su gobierno es una monarquía constitucional federal parlamentaria, cuya jefa de Estado es la reina Isabel II, siendo, por tanto, parte de la Mancomunidad Británica de Naciones; sin embargo, el jefe de Gobierno de Australia es el primer ministro y desde hace 22 días lo es el Honorable Anthony Albanese que lo será por los próximos 4 años. La vinculación australiana al Reino Unido data desde el siglo XVIII en que los primeros europeos que llegaron fueron presos británicos pues Australia fue en su origen una colonia-cárcel inglesa (de 1787 a 1868).

Es interesante este dato porque en el imaginario australiano su población se siente muy orgullosa de sus primeros habitantes dado que se trataba en realidad de presos políticos, amantes de los principios democráticos desarrollados por la Ilustración que no solo impactaron en Francia y en la Europa continental. Pudiendo ser la capital, Sídney -la emblemática capital de las novias- o Melbourne -donde vive el mayor número de griegos fuera de Grecia-, las ciudades más pobladas del país, para evitar sus disputas, se decidieron por Canberra -a 12,848 km de Lima-, como la capital.

Finalmente, este país conocido por los canguros -se estima en 40 millones- y por el que EE.UU. viene apostando geopolíticamente para incomodar a China, aunque sorprenda, es el principal exportador de camellos hacia la península arábiga y está considerado como el cuarto más feliz del mundo. ¡¡Ahora, toca ganar!!.