Ultima batalla del año. 190° aniversario de la batalla de Ayacucho. Pocos saben que nuestra Guerra de Independencia no fue la guerra del Perú contra la corona española. Fue básicamente una guerra civil en donde la masa de tropas de ambos ejércitos tenía mucho de local. Quiero decir que había peruanos peleando bajo la insignia realista los que querían seguir fieles al rey (el mismo José de San Martín llegó a plantear para Perú una monarquía constitucional) o españoles casados con peruanas y con hijos americanos. Al otro lado teníamos a otros peruanos peleando bajo el mando de la oficialidad combinada de patriotas latinoamericanos, y también por supuesto, algunos europeos.

Los que tengan dudas o piensen que se trata de una exageración, pueden remitirse a otro periodista que sí recogió de primera mano aquellos sucesos de Ayacucho. Don Ricardo Palma en la historia recogida en las Tradiciones Peruanas bajo el título de “Pan, queso y raspadura”, que es de donde recojo un extracto:

“A las ocho de la mañana del 9 de diciembre el bizarro general Monet se aproximó con un ayudante al campo patriota, hizo llamar al no menos bizarro Córdova, y le dijo:

-General, en nuestro ejército como en el de ustedes hay jefes y oficiales ligados por vínculos de familia o de amistad íntima: ¿sería posible que, antes de rompernos la crisma, conversasen y se diesen un abrazo?

-Me parece, general, que no habrá inconveniente. Voy a consultarlo -contestó Córdova.

Y envió a su ayudante donde Sucre, quien en el acto acordó el permiso.

Treinta y siete peruanos entre jefes y oficiales, y veintiséis colombianos, desciñéndose la espada, pasaron a la línea neutral donde, igualmente sin armas, los esperaban ochenta y dos españoles.

Después de media hora de afectuosas expansiones, regresaron a sus respectivos campamentos, donde los aguardaba el almuerzo.

Concluido éste, los españoles, jefes, oficiales y soldados, se vistieron de gran parada, en lo que los patriotas no podían imitarlos por no tener más ropa que la que llevaban puesta. (...) A las diez volvió a presentarse Monet, a cuyo encuentro adelantó Córdova.

-General -le dijo aquél-, vengo a participarle que vamos a principiar la batalla.

-Cuando ustedes gusten, general -contestó el valiente colombiano-. Esperaremos para contestarle a que ustedes rompan los fuegos.

Ambos generales se estrecharon la mano y volvieron grupas. No pudo llevarse más adelante la galantería por ambas partes. A los americanos nos tocaba hacer los honores de la casa, no quemando los primeros cartuchos mientras los españoles no nos diesen el ejemplo”.

La victoria como sabemos, fue para las armas nacionales, razón por la que se celebra hoy el Día del , que esa mañana derrotó a tropas el doble de numerosas y mejor equipadas. De niño me quedaron varias dudas que no se me resolvieron hasta la universidad, y que espero los planes educativos actuales estén tocando. ¿Por qué si San Martín declara la independencia en 1821, todavía teníamos tropas españolas en 1824? ¿Por qué si el virrey español fue derrotado en Ayacucho, no se le tomó prisionero? ¿Por qué eran tan educados los soldados? Y aún así la presencia de tropas fieles al rey de España continuaron un par de años más, atrincheradas en el Real Felipe, en el denominado Sitio del Callao, que es un capítulo terrible del que apenas se sabe en el país.

Al rendirse por hambre los sitiados, solo quedaban 400 de los más de 2 mil 500 soldados que ingresaron tras la derrota de . Solo entonces se culminó la exportación de tropas imperiales y Perú iniciaba su etapa Republicana.

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