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Después de la primera vuelta, PPK estaba primero en la mayoría de las encuestas, incluso Ipsos lo ponía 4 puntos delante de Keiko, pero se confió; se fue a Estados Unidos una semana a la graduación de su hija, y apareció el lío Heresi-Vizcarra, sazonado por Meche Aráoz, y la cereza del pastel la puso Thorne con una frase discriminatoria y poco afortunada. Como si fuera poco, entra de nuevo PPK y recomienda que Heresi se coma sus palabras, que incluían ofensas contra él.

Todo esto lo aprovechó Keiko, quien se reunió con los mineros informales y les ofreció formalizarlos como ellos quieren, luego tomó la idea de Alan de otorgarle seguro de salud y jubilación a los mototaxistas y taxistas, y con eso se anotó unos puntos; solo le falta anunciar el canon comunal.

Nuestro Nobel Mario Vargas Llosa desde Argentina volvió a la carga contra Keiko, recomendando que no voten por ella, buscando ayudar a PPK.

Pero si el Perú tiene un hijo ilustre en Vargas Llosa, también tiene otro en Hernando de Soto; prestigioso economista y enemigo jurado de nuestro Nobel, a través de su Instituto Libertad y Democracia (ILD) asesora a gobiernos extranjeros y conoce el tema de la formalización.

Keiko consigue reclutar a De Soto y se reúne con los mineros informales, que en el Perú son 400 mil, y aparece en todos los noticieros.

PPK remata su rosario de desaciertos reconociendo que está en segundo lugar. Le falta oficio político; debió decir que hay encuestas y encuestas, y en la que maneja él está primero y punto. En política no se puede ser ingenuo, hay indecisos que esperan los últimos días y votan por quien está primero.