Luego de semanas convulsionadas por el pedido de confianza de dos gabinetes ministeriales, el primero de los cuales fue rechazado abrumadoramente por el Congreso, de ahora en adelante queda al Poder Ejecutivo y al Legislativo trabajar de la mano por el objetivo común de frenar la descomunal pandemia que nos agobia y evitar que más peruanos sigan muriendo, enfermando y viendo afectada su economía y sus condiciones de vida.

Al Ejecutivo le corresponde dejar de lado su naturaleza que le lleva a entrar en cualquier pleito que le dé rédito político. El presidente Martín Vizcarra está de salida y no es momento de buscar el aplauso y la popularidad, sino de hacer una eficaz gestión en medio de esta emergencia. Que la oportuna salida de Maximiliano Aguiar lleve a Palacio de Gobierno a trabajar de verdad con una responsable estrategia de gobierno, y ya no de “campaña”.

Por su parte, al Congreso, aunque tenga personajes inmanejables y con agenda propia, queda ponerse a la altura de los retos. También son parte del problema y de la búsqueda de una solución. Ojalá sean capaces de dejar el populismo barato y la altisonancia con fines electoreros, para ponerse a trabajar. En buena hora que el Ejecutivo se ha comprometido a llevarlos a las zonas afectadas por la pandemia. Quizá así tengan menos tiempo para propósitos subalternos.

Ojo, nadie está pidiendo que el Congreso deje de lado su función fiscalizadora y de debate de propuestas de leyes. Es su trabajo. Pero la bravuconería, el chavetazo, el arreglo bajo la mesa, el desconocimiento de elementales temas económicos y el afán de hacer ruido para atraer miradas que podrían convertirse en votos, no pueden ser parte de la “política” de estos momentos, por más que la campaña esté a la vuelta de la esquina.

Nadie gana con pleitos en momentos en que la gente se está muriendo por falta de camas UCI y oxígeno, por una inadecuada estrategia del gobierno y también por la ligereza de los ciudadanos. Los fallecidos que tenemos desde marzo a la fecha superan los 40 mil. Estamos en el triste Top 10 a nivel mundial de decesos y contagiados. Ir de la mano es parte de la responsabilidad que deben asumir las autoridades. No es un momento cualquiera. Es uno de espanto y tragedia.