Con un discurso en la ciudad de Huamanga y ante escaso público presente, el presidente Castillo expuso el balance a cien días desde que asumió el gobierno. Pero, leer un listado de medidas de cuestionable repercusión pública que ofrece implementar, no es precisamente lo que se pueda llamar un balance de gobierno.
Las acciones ejecutadas como: la entrega de un bono de apoyo familiar Yanapay, la transferencia de recursos a gobiernos regionales y locales para ejecución de nuevos proyectos, así como a AGROBANCO, son medidas populistas que no pasan de ser -en el mejor de los casos- un paliativo económico transitorio, como sucede con el bono Yanapay, o, lo que es peor, un cuestionable dispendio de recursos, en tanto los destinatarios de los mismos no garantizan su correcto uso como es el caso de los gobiernos regionales y municipales por el alto nivel de corrupción evidenciado, o el alto riesgo para el retorno del crédito en el caso del sector agropecuario minifundista.
Solicitar al Congreso de la República el otorgamiento de facultades extraordinarias para legislar en materia tributaria, que le permita reformar el sistema impositivo sin un criterio técnico económico bien definido, no es un logro por sí mismo digno de encomio, menos aun cuando los argumentos utilizados por el ministro de Economía y Finanzas han crispado aún más el debate político, al extremo de ponerlo más cerca del rechazo que de su aceptación por el Congreso de la República.
Sus otros “logros” como son: el haber iniciado un “proceso de renegociación del contrato de gas con el consorcio Camisea”, el lanzamiento de la Segunda Reforma Agraria (de la que ya comentamos anteriormente) o presentar un proyecto de ley por el que se sancionaría a las personas jurídicas, constituyen, en los hechos, expresiones demagógicas con las que pretende sostener una imagen de eficiencia que está muy lejos de tener.
Pero, de lo que no ha desistido, es de pretender conducirnos a una Asamblea Constituyente que, de concretarse, será la ruina total del país. Ese es el verdadero balance de un gobierno desastroso.