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Es evidente que ante la magnitud de la pestilente onda expansiva de los audios que vamos conociendo en las últimas horas, a través de IDL-Reporteros y Panorama -en los cuales incluso se habla de “10 verdecitos”-, el ciudadano de a pie exija, en medio de su justificada indignación, la destitución y hasta el encarcelamiento inmediato de los implicados, que han puesto al descubierto la forma en que es manejado nuestro sistema judicial.

Sin embargo, las sanciones que caigan sobre los magistrados y los consejeros deben darse siguiendo todos los pasos legales y respetando el tan mentado “debido proceso”, para evitar que más tarde estos personajes -quienes se las saben todas y siempre tienen buenos amigos- interpongan demandas al Estado y terminen siendo no solo repuestos en sus cargos, sino también recibiendo indemnizaciones por el dinero que dejaron de percibir mientras estuvieron fuera.

Por ello, aunque en estos momentos el ciudadano de a pie reclame que rueden de inmediato las cabezas de jueces y de miembros del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), es necesario que las autoridades actúen con cabeza fría para no dejar rendijas abiertas por donde más tarde quienes vayan a ser destituidos introduzcan sus recursos -en muchos casos abogadiles y legalistas- a fin de ser reincorporados. Casos como estos hay muchos en todas las dependencias públicas.

Lo que sí debe hacerse de inmediato es comenzar con una reforma integral del sistema de elección de jueces y fiscales, pues -como vemos- es en el CNM donde se inicia el problema, al extremo que, según los contundentes audios conocidos el martes último, el presidente de la Corte Superior de Justicia del Callao, Walter Ríos, por medio de sus contactos, logró indebidamente un nombramiento en Tacna, al parecer a cambio de dinero.

Más allá del escándalo del momento, la reforma debe ser a fondo y real. Recuerdo que en el 2006 se expulsó al vocal supremo Eduardo Palacios Villar por cobrar una coima de 400 soles, más una bolsa de crocantes chifles piuranos, a cambio de reincorporar a un policía dado de baja. Hubo un gran escándalo, se habló de realizar muchos cambios, y al final todo siguió igual, tal como lo vemos ahora. Ello no puede volver a pasar.