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Al cierre de esta columna, prácticamente la suerte de la primera presidenta en la historia del gigante sudamericano, Brasil, está echada. Después de que en la víspera el Tribunal Supremo Federal rechazara el recurso de los desesperados abogados de Dilma para impedir la votación en el Senado brasileño que decidirá el inicio o no del juicio político contra la mandataria, todo se vuelve gris en el futuro de la exguerrillera brasileña. No es difícil, entonces, presagiar que el resultado será una luz verde para la ansiada investigación política que la oposición está buscando con frenesí. La primera consecuencia jurídico-política será que Dilma, con la notificación en mano que le harán llegar, será informada de que ha sido suspendida en su cargo de presidenta de Brasil. Esa prerrogativa corresponde al presidente del Senado, Renán Calheiros, solamente luego de constatar que se haya alcanzado en la votación senatorial la mayoría simple de votos, es decir, 41 de los 81, que es el número de senadores que componen la Cámara Alta del Congreso Nacional brasileño. Con ello, Rousseff, que se había aferrado al cargo valiéndose de mil argucias, como pregonar una venganza política, muy a su pesar deberá abandonar el Palacio de Planalto -sede del Poder Ejecutivo en Brasilia, construido en 1958-, retirando incluso sus enseres personales. El país no quedará acéfalo, pues conforme la Constitución, el vicepresidente Michel Temer, señalado como el mayor enemigo de Rousseff, asumirá interinamente la Presidencia hasta que acabe el proceso a la presidenta técnicamente suspendida y que en ningún caso irá más allá de los 180 días. El juicio político, entonces, culminará con una última votación en el Senado, donde otra vez sus miembros votarán, pero esta vez para decidir si Dilma es destituida o no. Si lo es, Temer de presidente interino se convertirá automáticamente en el nuevo presidente de Brasil hasta el final del mandato para el cual fue elegida Rousseff, esto es, el 1 de enero de 2019. Si no se alcanzan los 2/3 de votos requeridos (54) para que sea arrancada definitivamente de la Presidencia, Dilma recobrará su cargo.