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La suspensión de Dilma Rousseff como presidenta de la República Federativa del Brasil ha significado la asunción al cargo activo de Michel Temer, uno de los políticos más antipáticos en el país que, a estas alturas, solo registra un 2% de aprobación a nivel nacional. Constituido en presidente interino por haber sido vicepresidente del Brasil, un mérito que obtuvo por su condición de aliado político de Dilma, esta situación lo ha llevado a liderar las riendas de un Estado con enormes complejidades coyunturales. La idea de su llegada al poder en los cálculos de la oposición a Rousseff era que Temer le dará cierta oxigenación política y económica a una nación con una clase política tan vapuleada por la opinión pública brasileña dados los innumerables casos de corrupción que han saltado transversalmente en los diversos estamentos del país. Temer sabe que no cuenta con el indispensable respaldo social que se necesita para llevar adelante la empresa de gobernar con cierta estabilidad a la nación más grande del continente sudamericano. Es evidente que busca ganarse algunos puntos para lograr la referida normalización y antes de que los adictos a la presidenta defenestrada temporalmente con Luiz Inácio Lula da Silva, su mentor político, a la cabeza, quieran iniciarlo, y por ello ha ordenado cautamente no retirar la imagen de Rousseff de cuanto lugar oficial o público exista en todo el Brasil hasta que no haya una destitución por el Senado. Junto a ello, Temer para aquietar al febril Partido de los Trabajadores, ha anunciado que no tiene interés en quedarse en el poder más allá del 2019, fecha en que expira el mandato para el que fue elegida Dilma, por lo que ha dejado entrever que respetará las reglas democráticas de derecho debidamente constituidas. Con todo lo anterior, imagino que los gobiernos de la región -me refiero a los que gravitan en la política regional e internacional- que aún no le han expresado su beneplácito o reconocimiento como suele hacerse normalmente por haber asumido el gobierno aunque sea de manera interina, lo hagan próximamente. Es lo esperado.