En estos días en que conmemoramos los 203 años de nuestra independencia, hemos escuchado mil y un veces “felices fiestas patrias” pero creo que pocos han analizado la posibilidad de darme a nuestro pobre Perú un regalo de verdad. Hoy no quiero renegar con los políticos, ni denunciar la corrupción. En esta columna espero soñar un poco con lo que podríamos regalar al país que nos vio nacer.
Me gustaría que el Perú reciba como regalo romper el récord de 6 millones de turistas extranjeros, algo totalmente posible. Aunque es poco para un país con tanta historia y climas, sé que llegar a esa cifra récord permitiría que los miles de peruanos que nos dedicamos al turismo podamos respirar en paz. Cada turista es dinero fijo y fresco en la economía local, desde los hoteles hasta las bodegas y restaurantes.
Espero que alguien le regale a nuestro país un Shock Anti Burocracia, quizás así entendamos que más Estado no es la solución a nada. Reducir trámites, reducir gasto público y corrupción nos haría mucho bien para atraer inversiones y generar empleo.
Otro regalo de 28 de julio, podría ser la construcción de unas cárceles de máxima seguridad al estilo El Salvador. Ver que miles de criminales abandonen los distritos de la capital y pasen a cárceles donde trabajen para vivir, seria un fuerte mensaje para nuestro país cansado de delincuencia e impunidad aún desde los penales.
Estoy seguro que a nuestro país le falta mucho pero. Si tuvieras la posibilidad de hacerle un regalo a tu Patria. ¿Cuál sería?