De nada servirá haber resucitado el Senado si es que no se ponen candados y requisitos mínimos para postular a esta cámara supuestamente “reflexiva”, pues de no hacerlo tendremos más de lo mismo y al poco tiempo la gente ya no solo rechazará a los 130 legisladores actuales, sino a los 60 adicionales que sin duda generarán más gasto, un punto que es muy sensible en un país empobrecido, agobiado por mil problemas y que no ve resultados del trabajo de sus autoridades.
Si el único requisito pare ser senador es superar los 35 años de edad, estaremos perdidos. Hoy los “otorongos” que vemos dando vergüenza y causando indignación en el Congreso sin duda superan esa edad. Todas las “mochasueldos”, los “niños”, los viajeritos, el violador, la turista, la fiestera, los defensores del golpista Pedro Castillo, los escuderos del delincuente Vladimir Cerrón y demás perlas, en teoría estaría aptos para entrar a la nueva cámara que hoy es presentada como si fuera a ser un santuario de sabiduría.
Qué “cámara reflexiva” puede haber si, por ejemplo, los peruanos pueden dispararse a los pies eligiendo otra vez a gente que está más cerca de acabar en un penal que aportar al avance del país, o si es capaz de blindar a un inepto y corrupto como Castillo, a cambio de que lo lleven a un viaje al extranjero, le den una chambita para un ahijado o le hagan un puente o una obrita en su lugar de origen para que sus votantes crean que está trabajando.
Qué ganamos con un Senado si sus integrantes van a ser otra vez personajes con amplios prontuarios que lo único que van a hacer desde sus escaños será buscar impunidad a través de leyes que los favorezcan, como la ya célebre “Ley Soto”, o negociar el archivamiento de sus casos, con fiscales y jueces dudosos que necesiten votos en el Congreso para salvarse a fin de no ser enviados a sus casas o acabar tras las rejas.
Si no hay candados, algo que sin duda no conviene a las agrupaciones políticas plagadas de mercachifles y saltapericos, solo tendremos “otorongos” con más almanaques encima, lo que en la práctica es lo mismo que vemos hoy. Bienvenido el Senado, pero solo si va a cambiar sustantivamente la calidad de los legisladores. Si no es así, mejor era quedarnos como estábamos, pues 130 ya eran suficientes.