Desde el inicio de la campaña hemos visto escenas que no han debido darse, como bailes, abrazos, fotos grupales, consumo de alimentos de un mismo plato y hasta el dejar de lado el uso de mascarillas. Ayer, por ejemplo, ha sido positivo ver un acto de campaña del Partido Morado, en que sí se respetaron los protocolos básicos. Lo mismo sucedió con Yohny Lescano en Áncash. Sin embargo, esto no es de todos los días y habría que ver qué viene más adelante.

Acá el Ministerio de Salud y las autoridades electorales tienen una gran responsabilidad. No pueden mirar hacia los costados. Quizá ninguna norma establezca que alguien tiene que fijar un protocolo de este tipo. Sin embargo, esto es porque jamás hemos afrontado una crisis sanitaria como la que nos golpea. Es necesario adaptarse con rapidez ante las nuevas exigencias, cuando hay muchas vidas de por medio.

La campaña electoral debe terminar con la elección de nuestras nuevas autoridades, y no con un pico de contagios y fallecidos superior al que ya tenemos. Para eso hay que actuar con responsabilidad desde ahora. No podemos tener más bailecitos, abrazos en mercados ni aglomeraciones en el afán por ganar votos. Los riesgos bien pueden reducir con la tecnología, pero también con normas de cumplimiento obligatorio para todos.