Los principales aspirantes a la Presidencia rindieron su primer examen ante el país en la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) realizada hasta ayer en Paracas. Esta es una revisión al vuelo de lo que dejaron sus presentaciones:

ALAN GARCÍA. El mejor vendedor de sí mismo. Fue elocuente -es decir, dijo lo que sabía que el auditorio quería oír: crecimiento económico y liderazgo para la toma de decisiones y riesgos-, pero ya se sabe que García es un campeón prometiendo y no necesariamente cumpliendo con todo aquello. Fue un buen relanzamiento en medio de serios cuestionamientos. Todo indica que su campaña comenzará con fuerza en enero.

KEIKO FUJIMORI. La alumna más aplicada: preparó un discurso solvente, recalcando que es ella quien toma las decisiones. Fustigó al Gobierno por lo que dejó de hacer y evadió temas espinosos, como su visión de una necesaria reforma laboral. Buen “training” para encarar preguntas y torearlas. Demostró más aplomo que en 2011.

PEDRO PABLO KUCZYNSKI. Anunció metas explícitas y detalló los pasos a seguir para mejorar los indicadores sociales y económicos. Su principal problema lo tiene dentro si, como se especula, piensa llevar en su plancha a la exministra Mercedes Aráoz, quien no le suma mucho a su candidatura, como sí lo harían Martín Vizcarra (expresidente regional de Moquegua) y una valiente exprocuradora como Julia Príncipe.

CÉSAR ACUÑA. Perdió la oportunidad de demostrar ante un auditorio expectante que tiene equipos e ideas para gobernar el país. Llegó a vender una historia de éxito empresarial que tiene gran acogida en sectores populares, pero podría no sostenerse en los cuatro meses que restan de campaña. Fue la exposición más floja.

ALEJANDRO TOLEDO. Incurrió en generalidades, repitiendo el estilo e ideas de hace una década. Parece el mismo Toledo que perdió los comicios de 2011.

En CADE no se gana ni se decide una elección, pero es un primer examen que permite atisbar el derrotero programático y carismático de los candidatos. Aún falta mucho.

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