Lo que han hecho la presidenta Dina Boluarte y su equipo ministerial al presentar una demanda competencial ante el Tribunal Constitucional (TC) para impedir que la mandataria sea investigada por el Ministerio Público mientras esté en funciones, es lo mismo que buscaba su antecesor Pedro Castillo, quien a toda costa quería suspender las pesquisas que le abrió el entonces fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, ante los escandalosos indicios de corrupción que aparecieron en su gestión.

Tanto se esforzó la mandataria por marcar distancia con su impresentable compañero de plancha presidencial por Perú Libre, y tanto hablo en calles y plazas afirmando, muy firme ella, que no se correría de las investigaciones como las de las muertes en las movilizaciones de inicios de su mandato o la de los relojes Rolex, para al final terminar apelando a una “castillada” a fin de no vérselas con el Ministerio Público que ya ha establecido que un mandatario en funciones no podrá ser acusado, pero sí investigado preliminarmente.

Es verdad que el Ministerio Público, tal como está ahora, no ofrece la menor garantía de llevar indagaciones limpias, profesionales, eficientes y despojadas de manipulaciones políticas. Lo he dicho muchas veces en este espacio, sin embargo, la mandataria y sus ministros no han apelado a esta situación a través de los órganos de control, sino a la idea de que un jefe de Estado en funciones no es posible de ser investigado, algo que ya se hizo en el pasado con Castillo y ahora con Boluarte.

Además, ¿cuál es el temor a las investigaciones? La propia mandataria ha dicho muchas veces que colaborará con la justicia y que irá ante los fiscales cada vez que sea citada. Es lo que corresponde en cualquier país medianamente civilizado. Además, la presentación de la demanda ante el TC más parece el consejo de un abogado legalista, que de un asesor político que le haga ver a la señora que una autoridad que se corre de la justicia y apela a lo que sea para no ser transparente, está cometiendo un grave error.

La demanda presentada al TC que sin duda va a ser rechazada, no hace más que demostrar que hay temor en Palacio de Gobierno por las pesquisas que pueden llevar a la mandataria a terminar como su antecesor, que también se esforzaba por no ser investigado por casos que hoy lo tienen tras las rejas a pesar de que públicamente afirmaba, sin sangre en la cara, que estaba llano a aclarar todas las imputaciones. Los miembros de la plancha de Vladimir Cerrón, unidos por la falta de transparencia y respeto al ciudadano.