En la noche del último domingo, una vez que se confirmó que el presidente Pedro Castillo había decidido cambiar a cuatro ministros, entre ellos al de Desarrollo Agrario y Riego, Óscar Zea, muchos peruanos habrán pensado –inocentemente– que al fin el mandatario la atinó al darse cuenta que hay una amenaza de desabastecimiento mundial de alimentos y que por eso era urgente poner al frente del sector ya no a un improvisado con antecedentes de asesinato, sino a un experto en la materia que aporte soluciones.

Sin embargo, minutos después de las ocho de la noche, al momento de tomar juramento, los peruanos nos dimos cuenta que el presidente Castillo siempre será el presidente Castillo, y que para este caballero siempre habrá la posibilidad de hundirse más en el fango de la mediocridad, la improvisación y la irresponsabilidad al momento de armar su equipo de gobierno, por el cual ya hemos visto pasar hasta a acusados de haber cometido atentados terroristas y a un guerrillero castrista jubilado.

Ahora el nuevo ministro de Desarrollo Agrario y Riego, el hombre que supuestamente debe hacer frente a la catástrofe que castigará a la humanidad y que tiene la titánica misión de evitar que los 33 millones de peruanos sufran los efectos de esta nueva tragedia de dimensiones superlativas, es Fernando Arce, un parlamentario andino elegido por Perú Libre que no tiene estudios universitarios y que es un verdadero náufrago en el sector que le toca encabezar.

Con esto, tenemos que del saliente ministro Zea, acusado de dos asesinatos distintos en Puno y quien estaba en la mera calle en materia de su sector, hemos pasado a un personaje oscuro al menos para el ámbito agrario, lo cual es no solo un maltrato, sino un verdadero castigo a todos los peruanos que tenemos derecho a exigir al gobierno que nombre a personas calificadas a fin de afrontar una situación extrema que podría implicar la pérdida de muchas vidas.

Con un nombramiento como el de Arce en Agricultura y Desarrollo Agrario en un momento crítico, el presidente Castillo está repitiendo lo que hizo al poner al charlatán Hernán “agua arracimada” Condori en Salud, en tiempos de pandemia y urgencia de vacunación. Recordemos que para el mandatario, el mayor mérito de este dudoso médico era que venía de “la chacra”. ¿Es que acaso el mandatario odia a los peruanos? ¿Así dice que el suyo es un gobierno para el pueblo?

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