Durante su exposición ante el Congreso prevista para mañana a fin de solicitar el voto de confianza, el presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, debería aprovechar la ocasión para explicarle al país en qué situación ha quedado la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) luego del escándalo en que se viera inmersa dicha institución debido a las ilegales actividades que estuvo llevando a cabo.

Si tenemos dos tipos de amenazas, una de ellas externa debido al sostenido interés de Chile de andar fisgoneando en nuestros secretos militares; y otra interna que se traduce en actividades de grupos radicales que se oponen a la inversión privada, es evidente que hace falta contar con un sistema de inteligencia activo y a la altura de los retos que tiene por delante.

Pero más allá de lo que pueda explicar el premier Cateriano sobre la situación actual de la DINI, lo que también se necesita es saber qué tipo de controles propios de una democracia se están aplicando a fin de evitar futuros excesos de quienes tienen la responsabilidad directa de manejar una institución que por la naturaleza de su trabajo suele estar bajo el manto de la reserva.

El Premier debería demostrar ante el Congreso que el gobierno del presidente Ollanta Humala ha aprendido la lección, y que en el tiempo que le queda al frente de los destinos del país no volverá jamás a usar la inteligencia para fines políticos. Tengamos en cuenta que se vienen las elecciones y que el humalismo ha dado claras señales de que no verá la contienda desde la tribuna.

TAGS RELACIONADOS