Cómo habrá sido de insostenible la presencia de Geiner Alvarado como cabeza del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) que hasta Perú Libre y otros miembros del oficialismo votaron para que este personaje sea expectorado a través de la censura, en vista que el presidente Pedro Castillo y su premier Aníbal Torres optaron por jugársela por él hasta el final a pesar de los graves señalamientos que hay en su contra.

Hace tres noches se dio el cambio de dos ministros. Fue una buena oportunidad para sacar a Alvarado, puntal en el escándalo de las obras direccionadas para el distrito chotano de Anguía que se han visto embarradas por la corrupción que implica hasta a la cuñada-hija del jefe de Estado. Sin embargo, Palacio de Gobierno prefirió dejarlo hasta el final, quizá para luego quejarse y decir que el Congreso es “obstruccionistas” y no deja trabajar.

Lo cierto es que la permanencia de Alvarado en el cargo hasta el momento de su censura, de la que incluso trató de salvarse con una leguleyada de último momento, huele a complicidad del presidente Castillo, a deseo de no chocar con el “compañero” que ha estado a su lado al momento de cometer los delitos que a ambos les atribuye la Fiscalía de la Nación, cuya labor trata de ser obstaculizada por el mandatario y sus abogados.

Pero la presencia de Alvarado no solo es responsabilidad del presidente Castillo, sino también de su premier Torres, quien se llena la boca defendiendo la “decencia” de su jefe y de su gobierno, y acusando a punta de gritos desaforados a quienes ponen luces sobre las corruptelas que se habrían cometido desde el Ministerio de Vivienda y Construcción para favorecer al entorno más cercano del presidente. ¿Otro cómplice?

Recordemos que algo similar sucedió con el hasta ahora prófugo Juan Silva, también exministro de Transportes y Comunicaciones, quien a pesar de los cuestionamientos y los indicios de corrupción que saltaban por todos lados, fue dejado en el cargo por el presidente Castillo hasta momentos antes de que sea censurado. Semanas más tarde se escapó. Cuidado que la historia se repita con el defenestrado Alvarado.

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