El Congreso ha hecho muy bien en mandar a su casa al impresentable ministro de Salud, Hernán Condori, quien pasará a la historia como un personaje que de ofrecer “pócimas mágicas” y promocionar detecciones de cáncer en un minuto, se convirtió, por obra del presidente Pedro Castillo, en el máximo responsable de la vida y la salud de los peruanos en medio de una pandemia que ya ha matado a más de 200 mil personas y que sigue haciendo estragos.
Los únicos “méritos” de Condori eran venir “de la chacra”, tal como dijo el profesor Castillo al momento de defenderlo, y ser recomendado del corrupto Vladimir Cerrón, quien antes le había encargado la salud de la región Junín. Ni el Colegio Médico del Perú (CMP) quería en el cargo a este señor que a todas luces no estaba en condiciones de ser ministro y que solo pudo haberse puesto un fajín en una administración tan precaria y surrealista como la de Perú Libre.
La presencia de Condori era una falta de respeto “al pueblo” peruano. Era un absoluto maltrato. Era como decirles a los ciudadanos: “tu salud me interesa un pepino y por eso te pongo como ministro de Salud a un charlatán de plazuela para que te cure con su ‘agua arracimada’ y para que baje el ritmo de vacunación contra el COVID-19″. Y eso que el presidente Castillo se llena la boca afirmando que trabaja por los más pobres que no pueden pagar una clínica o un consultorio privado.
Además, resultaba imperdonable que Condori haya usado a una niña con un problema de salud traída de provincias, para promocionarse como “eficiente” y “solidario” cuando ya se exigía su salida. Bajezas como esta, en la que también participó el presidente Castillo quizá en un intento por salvar a su indefendible ministro, no se pueden perdonar. Por eso los peruanos deben estar muy satisfechos con la censura aprobada ayer con 71 votos.
Sin embargo, no todo es tranquilidad. Queda estar muy atentos, pues fiel a su costumbre, no sería nada raro que el presidente Castillo nombre en las próximas horas a un ministro de Salud peor que el cerronista Condori. En este gobierno siempre es posible caer más profundo, así que la salida del hombre del “agua arracimada” no necesariamente puede tener un buen final para los peruanos que seguimos expuesto a un virus que no ha logrado ser controlado.