La llegada del presidente Francisco Sagasti no solo ha puesto fin a una de las peores crisis políticas por la que hemos atravesado en los últimos 20 años, sino en especial nos ha devuelto la esperanza de que las cosas pueden ser mejor si somos más empáticos, más tolerantes, más concertadores y si, en el campo político, se asume de una vez que quien está al frente es un contendor y no un enemigo.
En este contexto, las palabras y gestos del presidente han dotado de calma y tranquilidad a todos los sectores, incluido el sector privado, con el que se ha comprometido a trabajar de la mano, dejando atrás la idea trasnochada que economía y salud eran -en pandemia- temas antagónicos. En este contexto, desde el sector pesquero y acuícola nos comprometemos a trabajar en esa línea. Sin embargo, para acelerar esta reactivación será importante retomar la agenda pendiente de ambos sectores.
Así, uno de los primeros puntos debería ser la reducción de una serie de sobrecostos que afectan al sector pesquero y que en los últimos años se incrementaron en 400%. Por otro lado, resulta necesario afinar las políticas para reactivar un régimen especial de pesca en el sur que permita llegar a niveles que superan el medio millón de toneladas como sucedía hace algunos años.
Asimismo, resulta clave impulsar la competitividad de otras pesquerías como la del jurel, la caballa y el atún. Así, consideramos oportuno ampliar la cuota de jurel para este año, con lo cual se generarían recursos y divisas adicionales.
Hoy es momento de reactivar el país con autoridades e instituciones sólidas y creíbles. Próximos a entrar al año del bicentenario, esperamos que las aguas se calmen en lo político y podamos reencontrarnos con el crecimiento, pero también con el diálogo, el reconocimiento, la empatía y la inclusión.