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Vale la pena tratar de entender por qué Jorge Muñoz ganó las elecciones para la alcaldía de Lima, pues esto nos podría dar alguna esperanza sobre las próximas elecciones presidenciales.

La principal razón es que Muñoz era claramente el mejor candidato, pues además de tener la mayor experiencia en la labor edil, con administraciones muy exitosas, no contaba con denuncias de corrupción de ningún otro tipo. Sin embargo, no basta ser un buen candidato para ganar una elección. Al inicio de la campaña, Muñoz tenía entre 1.5% y 3% de las preferencias electorales, dependiendo de la encuestadora que se consultara.

Existen un cúmulo de variables internas y externas que favorecen o perjudican las candidaturas. En el caso de Muñoz, algunas de las variables externas que tuvieron relevancia son las siguientes: Debatir en la primera ronda, la decisión de Reggiardo de no participar en el debate, el triunfalismo exagerado de Urresti y, por último, el repunte en las preferencias tan cercano a la fecha de votación, lo que no dio tiempo a los competidores de desatar ataques certeros. Sumado a lo anterior, podemos destacar dos hechos en la campaña de Muñoz: Mostrar en los medios una imagen de técnico competente y honesto, sumado a un muy buen manejo de las redes enfocándose en los distritos y niveles socioeconómicos afines a él.

Del caso Muñoz podemos concluir que un buen candidato, con una adecuada estrategia y algo de suerte, puede ser el próximo presidente del Perú. Dada la atomización que existirá, un buen candidato que logre un 20% a 25% de las preferencias pasando a segunda vuelta, puede terminar ganando en esta. Si sumamos esto, a un Parlamento también fragmentado, podríamos tener un mucho mejor panorama político que el actual.

Lamentablemente, el fracaso del gobierno de PPK nos dice que no solo hace falta un buen técnico para ser presidente. Por ello, esperamos que Muñoz muestre rápidamente a la población, con hechos concretos, que su capacidad técnica y honradez pueden conseguir logros importantes en poco tiempo. Esto será un argumento fundamental para que los electores confíen su voto a un buen candidato en las próximas elecciones.