Etimológicamente, pedagogía viene del griego paidagogós, compuesto por paidos (“niño”) y gogía (“conducir/guiar”). Guiar a los niños es un trabajo que nos pide desarrollar lo que el educador canadiense Max Van Manen llama “tacto pedagógico”, en sus propias palabras “saber qué hacer cuando no sabes qué hacer”.La coyuntura actual que vivimos nos está obligando a hacer, podemos coincidir, sin realmente saber qué hacer.  Existe mucha preocupación por los aprendizajes de los niños. Definitivamente, no podemos pretender que aprendan este año “lo mismo” que aprenderían en un año escolar verdad es que, semana a semana, seguimos comprendiendo en qué consisten estos nuevos aprendizajes de pandemia. Podemos intuir que es una oportunidad para aprendizajes fundacionales, más profundos, como la resiliencia, adaptación al cambio, tolerancia a la frustración; que nos permitirán navegar el futuro siempre incierto. En medio de este caos, los niños han sido uno de los grupos más afectados por el confinamiento.Un estudio realizado por el Instituto Colombiano de Neurociencias, nos alerta sobre probables efectos en la salud mental de los niños debido al confinamiento y estrés permanente ().A la vez, también es cierto que seguimos a tiempo para prevenir el trauma. Los niños tienen una capacidad de adaptación grande, pero dependen mucho de los adultos que los acompañen. Ahora que hemos reducido el mundo de los niños a lo que pasa en la casa, necesitamos prestar atención y cuidar nuestra propia salud emocional y atender a las necesidades concretas de los niños y la familia, con tacto pedagógico. ¿Qué necesita este niño particular en este momento y cómo se lo puedo facilitar, quizás de otra manera? En un año tan diferente, como el que estamos viviendo, dejemos de preocuparnos tanto por lo que “debería ser” y centrémonos en lo que estamos esta forma tendremos más chance de salir fortalecidos de esta experiencia.

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