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Desde agosto del presente año, asumí con mucho entusiasmo el encargo de mi bancada de conducir la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso de la República. Ahora, luego de algunos meses de iniciado mi mandato, hago un primer balance del trabajo realizado.

Durante mi gestión, hemos optado por el diálogo alturado con todos los sectores, teniendo como norte la transparencia y la eficiencia. Por ello, y pese a muchos inconvenientes, se han desarrollado diez sesiones ordinarias en donde logramos aprobar importantes dictámenes principalmente en temas de lucha contra la violencia hacia la mujer, la trata de personas y la corrupción. Sin embargo, queda aún mucho por hacer en temas muy importantes como las reformas que necesitan los operadores del sistema de justicia, y en la regulación de personas con discapacidad y muchos otros grupos vulnerables de nuestra sociedad.

Por otro lado, desde la presidencia he buscado marcar mi posición en debates como el que tuvimos sobre la pena de muerte y la defensa de las instituciones democráticas del país. Asimismo, creí importante visibilizar la importancia del trabajo de los defensores públicos y el enfoque de salud mental comunitaria, pues son temas de derechos humanos que merecen ser priorizados en la agenda nacional.

Próximamente, tendremos importantes novedades en lo que respecta a la transparencia y los servicios al ciudadano. Confío en que si persistimos en el diálogo alturado, podremos alcanzar mayores consensos. Recordemos que el éxito de esta comisión depende, por igual, del esfuerzo de cada uno de sus integrantes. La tarea es de todos.