El título de esta columna no se refiere a la situación en que se encuentran muchos políticos y exfuncionarios públicos por las “delaciones premiadas” que por estos días hace Odebrecht, sino al drama que desde ayer por la madrugada viven miles de iqueños, que vieron inundadas sus casas tras el desborde de canales y acequias próximas al río Ica, lo cual debe movilizar de inmediato a todo el aparato del Estado para atender a esta gente que se refugiaba en sus techos.

Lo grave del asunto es que para las próximas horas se han previsto más lluvias que podrían provocar el desborde del temido río Ica -hasta el momento en su cauce-, tal como sucedió en el verano de 1998, durante el último fenómeno El Niño severo que nos tocó padecer, en que como reportero de esta Casa Editora fui testigo de cómo el lodo llegó a cubrir toda la ciudad, incluso la propia plaza de armas. Esa vez la salida del río se produjo en el distrito de Parcona.

Esta vez se ha producido una situación similar en La Tinguiña y en Llaxta. El peor drama se vive en la urbanización San Ildefonso, donde al menos 800 casas han quedado bajo el agua. Ha sido dramático ver a los pobladores subiendo sus muebles y electrodomésticos a los techos para salvarlos mientras reclamaban la presencia de sus autoridades, que se supone desde hace varias semanas deben estar listas para afrontar estas emergencias.

Cabe precisar que gran parte de estas casas levantadas en una zona inundable no son producto de una invasión o de la ocupación de tierras sin autorización alguna. Estas propiedades de ladrillo, fierro y cemento son formales y construidas por uno de los famosos programas de vivienda promovidos por el Estado desde hace varias décadas. ¿Así es como se promueve el crecimiento ordenado de las ciudades para evitar los daños por los fenómenos naturales?

Es urgente atender a la población de Ica desde el Estado, pues como vemos los problemas no solo son en Chosica y la Carretera Central. En otras ciudades próximas a la costa también se están dando emergencias, pese a que recién estamos iniciando la época de lluvias. De nada nos valdrá como país tener una economía en crecimiento y sacar pecho por eso si no estamos en condiciones de auxiliar a la gente más afectada por eventos que además son recurrentes y fáciles de predecir.

TAGS RELACIONADOS