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El último sábado los gobernadores de Ica y Huancavelica, Fernando Cillóniz y Glodoaldo Álvarez, respectivamente, “sacando pecho” declaraban en una emisora radial. En sus rostros se notaba felicidad, pues después de más de 70 años de enfrentamientos, entre pueblos de ambas regiones por el agua, llegaron a un importante acuerdo.

Esta disputa por años ha tenido un final feliz, se llegó a la conclusión de que el agua puede ayudar a ambas regiones sin que ninguna se perjudique.

Son cuatro cuencas hidrográficas las que integran a Ica y Huancavelica. Además, el agua hermana a varias comunidades, pero que por esa desinformación de algunos personajes, que viven del divisionismo, los gobernantes nunca lograban ponerse de acuerdo.

Una decisión técnica a la que se arribó después de varias mesas de diálogo que se entablaron, sobre todo, por la voluntad de Cillóniz y Álvarez para solucionar el conflicto.

El acuerdo acabará problemas entre ambas regiones, que a nada bueno condujeron por varios años.

Similar disputa también existe, hace varios años, en el sur, con Puno, Tacna, Moquegua y Arequipa, donde aguas que nacen en el altiplano se pierden año tras año sin que haya intención para que estas se represen y beneficien de manera integral a todos.

Ahí está Paltiture, proyecto paralizado por posiciones políticas, antes que técnicas, de las autoridades de Puno.

Es hora de que los gobernadores del sur se sienten a conversar y dejen de lado posiciones divisionistas y trabajen por la integración, tal como lo hicieron Cillóniz y Álvarez. Hay que imitar este buen ejemplo, en tiempos que el país debe desarrollar proyectos para beneficio de su gente.