Cumpliremos cuatro semanas de aislamiento social obligatorio asumiéndolo de manera cada vez más consciente, para combatir el coronavirus, y ganando valioso tiempo para implementar otras medidas y dotarnos de nuevos instrumentos.

El Perú tiene alrededor de tres mil infectados con 30% de recuperados, aunque una mortalidad del orden del 3,5%, dada la precariedad en el sistema preventivo de salud.

Nuestra principal arma es el aislamiento (cuarentena) y necesitamos que se cumpla a cabalidad. Por ello se necesita dotar a la población de los recursos necesarios para subsistir, los bonos deben alcanzar a los que han dejado de trabajar, formales o no, y las canastas básicas de los municipios tienen que llegar a todos, mientras el retiro de depósitos de afiliados a las AFP y créditos blandos a empresas deben de concretarse, para evitar se quiebre la cadena de pagos,

Para reducir la mortalidad, se requiere atender a los enfermos antes de que alcancen una situación crítica. Necesitamos máquinas de respiración asistida. Las 200 operativas que tenemos de las 500 existentes, son insuficientes. Afortunadamente se están haciendo esfuerzos para producirlas en el país. Pero necesitamos tiempo.

Superado el aislamiento social, necesitaremos cambiar nuestro sistema de salud, el mismo que, como la educación, debe ser público y de calidad. Este debe ser coordinado e integrado con la comunidad internacional.

La salud como la educación son derechos humanos básicos y deben ser asumidos, prioritariamente, por el Estado, como responsabilidades sociales, no como actividades donde el lucro y el enriquecimiento primen.