Pedro Castillo empezó la campaña diciendo que desactivaría el Tribunal Constitucional, que prohibiría importaciones de “lo que el pueblo produce”, y que es el Estado el que tiene que controlar a la población y a los mercados. En las últimas semanas, sin embargo, Castillo ha sostenido que su gobierno mantendrá la estabilidad económica, abrirá las puertas “para las grandes inversiones”, y ha solicitado a Julio Velarde que se mantenga a la cabeza del BCR. ¿Verdaderamente se ha moderado? O, ¿es que está mintiendo?

Los políticos mienten. Eso ya lo sabemos. El tema es ¿cuándo elegimos creerles? Hay quienes elegirán creerle al Pedro Castillo de hoy. Hay quienes optarán por llamarlo mentiroso. Muchas veces los votantes no queremos la verdad; porque es más fácil estar en paz si escogemos creer que Castillo no es verdaderamente un comunista y que efectivamente deslindará de Vladimir Cerrón.

Yo quisiera creerle -de verdad-, pero me resulta imposible. Sí, Castillo ha dicho que su gobierno se compromete a mantener el equilibrio fiscal y promover las inversiones, pero el hecho sigue siendo que hace unos meses decía todo lo contrario. Una afirmación no es más verdadera solo por ser más reciente.

Vengo yo a recordarles que la política se trata de ir con pies de plomo para sobrevivir contextos adversos, y para poder hacerlo, los políticos mienten. Por más tentador que resulte creerle a Castillo en estos momentos, es indispensable que sigamos dudando. Castillo todavía no nos ha dado ni un solo motivo para confiar en él. Hasta que lo haga (si es que lo hace), yo elijo desconfiar. Desafiémonos un poco y analicemos cuáles son los incentivos que Castillo tiene para moderarse, ¿son acaso lo suficientemente fuertes? Como ciudadanos, nos corresponde mantenernos vigilantes. Mucho cuidado con creer a ciegas.